Quizas volver a leer una Nota que escribi muchos años atras, me hace pensar en el dia de hoy sobre mi vida... tal vez quisiera formular alguna idea o construccion para ocultar el verdadero sentimiento que podria pasar en realidad en mi mente caotica que no tiene algun orden aparente...
Era una mañana tranquila
donde tenía que ir a la universidad, tenía que presentar trabajos y tareas las
cuales no había terminado del todo. Ir a la universidad era un gran alivio para
pensar y reflexionar sobre la vida, quién diría que estaba obligado a exponer
ante una profesora, en cuanto iba de mañana
a las 10 a.m. en el ómnibus, mientras leía algo en el medio de
transporte, un libro que no tenía que ver con mis cursos, se interrumpe la
música que va emitiendo mi celular por los audífonos, respondo la llamada, y
por las cuestiones del destino o de la dicha, o quién sabe de la desdicha era
una persona que no había sabido nada de ella hace tiempo, aproximadamente unos
ocho meses, sin ningún tipo de comunicación, por lo cual me sorprende y no pude ocultar mi asombro. En eso, lo único que
me dice, “te espero en el último lugar que nos vimos dentro de una hora”, y
termina la llamada.
Era muy curioso que
solamente me diga eso, ni siquiera un saludo o una despedida, solamente ese
mensaje por lo cual ella sabía que yo iría a su encuentro no importara lo que
tenga que hacer, me conocía bien o mejor dicho me conoce muy bien al menos para
las respuestas a sus preguntas. En eso, baje del carro para tomar otra e ir al
encuentro de la persona que se había vuelto un fantasma en mi vida actual, las
últimas palabras fueron un adiós en forma virtual. Llegada la hora, me senté en
el lugar donde habíamos conversado la última vez, pasaron diez minutos hasta
que ella llego…
Al verla quería acercarme
para saludarla, pero algo me impedía acercarme… la salude a la distancia con
una sonrisa entrecortada, ella me ve me sonríe y deja caer una lagrima, y
solamente se sienta, guarda silencio, pensaba dentro de mí que debería
preguntarle cómo está, en eso me iba a dirigir decirle algo cuando ella me
corta y me dice…
Lo siento, perdóname… y
echa a llorar en aquel lugar, para lo cual le respondo: no tienes que
disculparte de nada, ella me interpela expresando: ¿Por qué eres así? a lo que
respondí: no lo sé, así soy yo. Pero dime qué ha pasado porque no creo que sea
algo tan grave para que me hayas llamado, debe ser algo muy delicado.
Ella solamente me dijo:
no has cambiado en este tiempo, sigues siendo él mismo de siempre, risueño y
alegre, que se preocupa por mí en todo momento, aunque yo no lo merezca.
No entendía, pero
relacionaba algo con su enamorado, a lo cual le pregunte: ¿Qué ha pasado con él?
Solamente ella guardo silencio. No entendía lo que sentía o lo que percibía en
ella.
Ella me contesto: no
losé, se ha alejado de mí. Solamente eso. Al momento le respondí: no lo creo,
algo más ha pasado para que me hayas llamado y me hayas citado de una manera
tan urgente. Cuéntame que ha pasado en verdad pues algo más profundo que una
sola ruptura sentimental…
No puedo ser que me aun
me conozcas como antes, aunque haya pasado tiempo me sigues viendo como antes,
sabes, ¿Qué es lo que piensas? Sé que percibes en mi interior, dime ¿Qué es lo
que percibes? Me dijo solloza.
Bueno, percibo que en tu
interior late dos corazones, le respondí.
Al terminar de decir esa
oración, ella dejo caer lágrimas, la señorita de la juguería se acercó para
preguntarnos si todo estaba bien, a lo que le respondí, sí señorita, gracias
por preocupación. Después de eso, le dije: vamos a otro lugar a conversar pues al
parecer, he acertado y este no es lugar para conversar de ese tema teniendo en
cuenta el estado en que estás, vamos.
Salimos los dos de la juguería,
después de pagar el jugo que habíamos pedido pero que no habíamos tomado ni una
gota; fuimos caminando hacia el parque para poder conversar más tranquilos, el
lugar donde alguna vez le prometí enseñarle la percepción del corazón…
Ella me comenzó a contar
lo sucedido…
Su mamá no quería saber
nada de la criatura que llevaba dentro, se sentía decepcionada y golpeada por
segunda vez en su corazón, el padre de la criatura había negado la paternidad,
y se había alejado de ella, y no quería saber nada de ella, todas las personas
que estaban a su lado al parecer le habían dado la espalda, solamente ella veía
un problema: el bebe que llevaba dentro.
Ella acotó, sabes quiero
que me ayudes…
Le respondí, dime en que
deseas que te ayude…
Exclamó: ¡acompáñame al
médico para terminar con esto!
No podía creer lo que me
daba a entender, cuando me dijo eso, pensé que ya no era la misma chica que
había conocido años atrás, aunque había percibido que había cambiado su forma
de ser y de ver la vida, pero nunca pensé que hasta ese extremo…
Refuté: NO puedo. No
puedo ser cómplice de un asesinato. Diría lo siento, pero es algo que no me
arrepiento de decirlo. No puedo. Pero si quieres mi opinión te la daré, aunque
no me la hayas pedido.
Tú sabes bien lo que
pienso de ese acto, si algo te acuerdas de cómo soy, deberías saberlo… una sola
expresión tengo sobre ese acto injustificable sobre todo cuando solo hay una
culpable y la persona que llevas dentro no la es, como lo estás pensando. Sabes
bien que es un ASESINATO, matarías a tu propio hijo solamente porque tienes
miedo de lo que pasara mañana, no lo sé, pero estoy desacuerdo con eso…
Había pasado dos horas
conversando sobre al Aborto, la vida, la familia, la dignidad, la
responsabilidad, la conciencia; tantas cosas, después de todo el corazón de
ella estaba llorando, su mente tenía dudas, su ser estaba confundida. No podía
dejarla sola.
Está bien, no haré lo que
pensaba porque tienes razón, a veces pienso que siempre has tenido razón cuando
conversábamos, a veces no quería creerlo, pero la tienes una vez más, lo siento
por decírtelo. Pero en parte, se cómo piensas y algo me hizo llamarte a ti en
vez de otra persona, no sé por qué…
Las cosas pasan por algo…
le respondí.
Pasaban los meses, y ella
seguía manteniendo su palabra de seguir adelante con la criatura que llevaba
dentro, la apoyaba en lo que podía, la acompañaba a los chequeos; su mamá la
apoyaba hasta que dé a luz, después de eso ella estaría sola.
Y sin darse cuenta haya
había pasado ocho meses, se estaba dentro el tiempo de dar a luz, ella me dijo
que la acompañara en el parto debido que había estado con ella durante todo
este tiempo, además no había nadie más que quería saber sobre la bebita que
llevaba dentro, ya sabíamos que sería una niña.
Al entrar a la sala de
partos, tenía que esperar que todo salga bien, después de un momento me
invitaron a pasar a la sala, pasando las formalidades respectivas de higiene.
Estaba dentro de la sala, no podía creerlo en verdad, vería por primera vez un parto,
siempre pensaba que sería el parto de mi esposa esperando a mi primer hijito;
pero al parecer no fue así. El parto había comenzado no se presentaba alguna complicación,
hasta que un momento una enfermera me invito a salir para comunicarme algo…
Señor, ha surgido una
complicación durante el parto, al parecer como ella es primeriza no ha
soportado, y tenía una herida que no se había detectado. Me dijo la enfermera.
Entonces ¿Qué pasará?
Explíqueme por favor, respondí.
Lastimosamente, ella
quedará delicada después del parto, después del parto la llevaremos a cuidados
intermedios para ver su situación, no se preocupe. Me acotó.
De acuerdo, le respondí.
Había pasado el parto, me
permitieron volver a ingresar a la sala, y la vi a ella, no podía creer el
momento más feliz para una mujer, al menos eso pienso yo, la saludé y la
felicité; aunque ella percibía en cierto modo algo de nostalgia y de culpa por
lo que quería hacer, y ahora verla en sus brazos hizo que cayera algunas lágrimas
en eso solamente me acerque y le di un beso en la frente, y a la bebita también
en su frente.
Me retire, para dejarlas
solas… en cuento la enfermera me dijo: ¿Cómo se llamará la niñita?
Le respondí: su nombre
será...le preguntaré a su mamá primero para confirmarle…
En eso me acerco a ella,
y le pregunto cómo se llamará la bebita, y ella me responde: el nombre que
habíamos conversado, está bien así.
Lo cual, al salir, a la
enfermera le dije: se llamará: MARIA SOLANIA DEL PILAR.
De acuerdo señor, por
favor, firme la partida de nacimiento de la niñita, para que quede todo en
norma. Luego tramitará en la municipalidad.
Señorita, espere… pero
luego me detuve para decirle: nada señorita.
Al final, la bebita tenía
mi apellido y el de su mamá.
Había pasado alrededor de
veinte minutos, y en eso, la misma enfermera me llama a parte, y me dice: lo
lamento mucho, mi sentido pésame señor.
¿Qué ha pasado, señorita?
¡Dígame!
Su esposa, ha fallecido
mientras iba a la otra sala. Lo siento.
No podía creerlo, la
bebita, María, quedaba huérfana… su padre la había abandonado antes de nacer, y
ahora su mama había fallecido después de parto. Ahora, era la única persona que
tenía al lado.
Después que pasara el
tiempo adecuado, la enfermera me la entrego, dándome de nuevo el pésame por la
pérdida de mi esposa, ella no sabía que no éramos esposos, solamente amigos.
Gracias señorita.
Ahora empezaba otro
camino que recorrer, no sabía cuál sendero tomar ahora…
Tenía en brazos a María
Solania del Pilar, la hija de ella, y ante la ley yo era el padre. No soy su
pariente de sangre, lo cual decidí, llevarla a conocer a su abuela materna.
Fui a la casa de la
señora, nunca antes había ido a su casa sobre todo a buscar a la mama de ella,
pero tenía un motivo para ir. Al tocar la puerta, tenía miedo, qué me dirá.
Abrió la señora, que
conocía por foto, me saludo y me pregunto quién era.
Lo que respondí: soy
amigo de su hija, y ella es su nieta…
No dejo que terminara de
hablar y me cerró la puerta, toqué de nuevo y le dije, lo que había sucedido
afuera de su casa. Después que le di la mala noticia, me abrió la puerta y me
dijo: gracias por decírmelo, lloraría por ella, pero ella dejo de ser mi hija.
Así que ella no es mi
nieta...
Señora, respondí.
Por favor, retírese. No
quiero verlo, por favor.
De acuerdo, señora.
Disculpe la molestia. Respondí.
Ahora empezaba, mi
recorrido a conversar con otra mamá. La cual era mi mamá.
Mi mamá no quería saber
de niños hasta que sea profesional, y este trabajando en mi profesión, pero sobre
todo que sea una persona madura.
Estaba consciente que no
era una persona muy madura, y que estaba estudiando aún. Pero en cierto modo,
no era mi culpa.
Al acercarme a mi mamá,
con la bebita en manos. Mi mamá pensó lo peor, o lo lógico para razonar al
llegar a la casa con una bebita en brazos. Me regaño y me grito, no podía decir
nada antes que ella acabara de hablar, habiendo terminado, comencé a explicarle
todo lo sucedido, y en la situación que me encontraba.
Era la primera vez que le
contaba a mi mama sobre la relación con una chica, era una relación amical, con
todos los detalles. Mi mamá me preguntó: ¿Qué harás?
No sé mamá, una parte de
mi quiere criarla como mi propia hija, pues es la hija de mi mejor amiga, la
chica la cual me enamoré; por otra parte, darle en adopción sería lo más
conveniente pues no estoy en la mejor situación emocional, laboral, social para
darle lo que una bebita necesita; sigo en la universidad, trabajo en cachuelos,
no soy lo suficientemente maduro para criarla.
Habiendo terminado de
explicar eso, suena el teléfono de una persona que esperaba su llamada,
estábamos por el mes de diciembre, finalizando los estudios de pregrado, en
eso, un profesor me llama para decirme que tiene una beca integral en el
extranjero, y que tenía que dar respuesta la última semana de diciembre para
que se inicie el trámite de viaje y aceptación. No podía creerlo, había sido
invitado a aceptar una beca integral, pero algo en mi estaba turbado, la
bebita, mi profesión, la bebita, mis estudios, la bebita, mi desarrollo
profesional y personal, la bebita, mi dedicación…
Mi mamá me dijo: vez,
tienes una beca integral… lo más sensato sería darla en una cada de adopción
donde la cuidarán, y estará bien…
¡NO! – exclame; no puedo
hacerlo… déjame pensarlo bien, por favor.
Después de eso, me fui a
visitar a un amigo, el cual guardaba un secreto que tarde o temprano debería
ser revelado, al llegar a su casa, lo salude y lo abrace, no sabía porque de mi
impulso de hacerlo, me sentía culpable pero tranquilo.
¿Qué ha pasado? – me dijo
él.
Ha pasado muchas cosas,
las cuales le he estado ocultando pensando que todo estaría bien, pero al parecer
no ha sido así, mis caminos no son los caminos de DIOS…
Pequeño, tengo que
decirte algo, que te alegrará al parecer o te hará reflexionar aún más, me dijo
mi amigo.
Dígame padre – respondí
Monseñor ha aceptado tu
petición para regresar al Seminario, y ha discernido que sería conveniente
enviarte a Roma para formarte ahí, ahora es tu decisión final pues se cuánto
has orado y esperado esto, también sé que te has ido formando en la universidad
sin ninguna dificultad. Esperare tu respuesta después de la Navidad, ora mucho
ahora, para que disciernas con el corazón ante DIOS.
Ahora dime, qué querías
decirme. – terminó de hablarme el padre.
Y ahora con esta
proposición era aún más doliente contar la historia que estaba pasando, pero le
conté todo, con detalles y sentimientos, al terminar de escucharme solamente me
miro, y me dijo: haz lo que tu creas que es correcto, ahora más que nunca ora
mucho a DIOS para que ayude a discernir lo mejor.
Después de escuchar eso,
me retire un momento al Santísimo que estaba en la casa parroquial, y sin darme
cuenta me quede alrededor de dos horas.
Me despedí del padre, fui
directo a mi casa para ver a la bebita, y a discernir el camino que tomaría de
ahora en adelante…
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